domingo, 28 de abril de 2024
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Gonzalo Velasco Monasterio

​Portugal, otra forma de cumplir con Bruselas

Analista político de la Fundación Alternativas

España y Portugal han sido dos de los países más castigados por la crisis económica en Europa. El paso de la gran recesión por estos dos Estados sigue casi el mismo recorrido hasta el 2015. Ambos comienzan la gran recesión con gobiernos socialistas que acaban con una salida no convencional de la Legislatura e, inmediatamente después, llega al Gobierno un partido conservador. Sin embargo, después de esta etapa tan similar, en 2015 los portugueses deciden cambiar a un Gobierno de coalición entre partidos de izquierda. En España, sin embargo, tras un periplo electoral se mantiene el Gobierno del Partido Popular. Este último hito supone un desenlace divergente que hace que existan numerosas razones por las que comparar estos casos.


Portugese Prime Minister Antonio Costa


En 2008 y 2009, coincidiendo con el inicio de la gran recesión, los gobiernos socialistas de España y Portugal renuevan el mandato. Zapatero y Sócrates serán quienes tengan que lidiar con los peores envites de la crisis económica. Aunque difieren en algunas de las medidas, ambos ejecutivos optaron por aumentar los impuestos, recortar el Estado de Bienestar y los sueldos de los funcionarios, además de congelar las pensiones. Los dos gobiernos también ponen en marcha dos paquetes de medidas muy similares: los Programas de Estabilidad y Crecimiento (PECs) de Sócrates y el Plan de Ajuste del Gasto Público de Zapatero.


Ambos, empero, acaban pagando un desgaste provocado por la crisis que precipita sus finales. La dimisión de Sócrates y el adelanto electoral de Zapatero suponen nuevas elecciones que se saldan con las victorias de los conservadores Passos Coelho y Mariano Rajoy.


RESCATE-PAÍS FRENTE A RESCATE FINANCIERO


Aunque con un año de diferencia y con una magnitud distinta, los dos países tienen que ser rescatados. El Estado luso se vio obligado a pedir 78.000 millones de euros a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional. España, en 2012, también tuvo que pedir 100.000 millones de euros para inyectar en su sistema financiero.


¿DOS CAMINOS DIFERENTES?


Los paquetes de medidas que los dos países tomaron a la hora de afrontar sus respectivos rescates hasta el año 2015 son muy similares. Sin embargo, en ese año se convocan elecciones que suponen un cambio a la izquierda en Portugal. En España, por el contrario, se reedita un nuevo mandato del Partido Popular tras un largo proceso electoral que se abre en diciembre de 2015. En este punto es donde los dos países toman rumbos diferentes a la gestión de la economía. Por ello, cabe preguntarse qué resultados han producido y, sobre todo, cuáles han sido las diferencias y similitudes en la gestión de la crisis.


COMPARACIÓN ENTRE AMBAS LEGISLATURAS Y EL ‘MILAGRO PORTUGUÉS’


La coalición de partidos de izquierda que actualmente gobierna Portugal corresponde con la notable mejoría de algunos de sus indicadores macroeconómicos. Esto ha llevado a algunos analistas internacionales a hablar de ‘milagro portugués’. Quienes defienden este argumento destacan que no solo había una forma de afrontar la crisis, contradiciendo el discurso de la austeridad defendido por los conservadores.  


La reducción del déficit incluso por debajo de los niveles que le exigía la Unión Europea y el crecimiento del PIB, que lleva experimentando el país desde 2013, son algunos de los indicadores que sostienen este diagnóstico.


La gestión económica del tripartito de izquierdas, encabezado por el primer ministro Antonio Costa, ha sido elogiada desde Bruselas. También se ha tomado como ejemplo de alternativa a la austeridad desde la izquierda europea. En España, tanto el PSOE como Podemos han apelado a este modelo económico frente a la política económica del Gobierno de Rajoy.


No obstante, las medidas del Ejecutivo portugués tienen también contestación interna: la deuda pública lusa sigue disparada (representa el 124% de su PIB anual), los salarios están muy por debajo de la media europea -el mínimo es de 600 euros-, y algunos expertos apuntan a que el país está gestando una burbuja inmobiliaria y turística.


Para analizar los efectos de una crisis, parece pertinente agruparlos en tres dimensiones: la macroeconómica, la del sector público y la social. 


En este caso, observamos que las dos primeras han sido objeto de recuperación económica en mayor o menor medida en los dos países. Sin embargo, la dimensión social es la más resentida y sin una mejoría en el horizonte.


Con los objetivos cumplidos, la actuación portuguesa ante la crisis demuestra que no existía una única manera de afrontar las exigencias de la Troika dentro del marco europeo. Más allá del resultado final, ambas economías han sido gestionadas en sentidos distintos y los resultados macroeconómicos parecen ser similares, independientemente del impacto de la crisis en cada caso. 

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