Hace poco me enteré de una anécdota contada en el libro “A Splendid Exchange” por William J. Bernstein que ilustra muy bien cómo funciona la “demanda” (lo que la gente simplemente quiere) y el proteccionismo gubernamental.
En la época durante la cual Inglaterra tenía fuerte influencia sobre su colonia hindú (aproximadamente en los años de 1850-60), se abrieron las fronteras para importar de la India telas. Las telas hindúes en general son preciosas y por supuesto mucho más baratas que las telas que se fabricaban en el Reino Unido. Obviamente los dueños de telares y fábricas de tela de la Gran Bretaña protestaron ante la entrada de una competencia barata y más variada.
El gobierno vio que esto efectivamente podría acarrearles problemas a los industriales de la tela, dejando a muchos sin empleo. Así que decidió imponer cuotas carísimas a la importación de todo tipo de telas de la India.
Lo malo de vivir en una isla, es que los barcos pueden estacionar en cualquier parte, así siguieron llegando barcos cargados de “Calico” (así se llamaba la tela más popular) y claro, como a los británicos les encantaba, había mucho mercado. Pero la tela tenía un problema, era lisa. Y a la gente en RU le gustaban los colorines y estampados.
Así surgió un mercado paralelo del estampado de telas que fue un hit.
Muchos de los dueños de telares que se vieron afectados por la importación hindú, le entraron a la diversificación de estampar la tela. Se renovaron y cambiaron según lo que el público pedía.
El Gobierno eventualmente se dio cuenta de que su ley era pasada por los muelles (literalmente) y la quitó. No servía de nada. Lo único que logró fue un mercado negro. Muy próspero, por cierto.
En general el proteccionismo a la larga perjudica mucho más de lo que ayuda. Desafortunadamente las leyes son las más lentas en cambiar. Si pudiéramos poner elementos proteccionistas, solo en casos de emergencia y por periodos cortos de tiempo, otro gallo cantaría.
En fin, la historia de las telas es una historia abreviada, y quizá le suene simplista a algunos, pero ilustra muy bien lo que ha sucedido miles de veces alrededor del mundo.