Hablar de corrupción en los tiempos que nos ha tocado vivir es sencillo, dado la gran cantidad de casos que se han produciendo- se siguen originando, porque esto no acaba- , pero a la vez complejo ¿Por dónde empezar? ¿De qué corrupción hablamos? ¿Todo el mundo es corrupto si tiene oportunidad de serlo? Son tantas las preguntas , que en un solo monográfico es casi imposible tratar esta lacra social en toda su profundidad . Con los artículos de opinión que van a encontrar en este número dispondrán Vds. de una visión bastante aproximada sobre un tema que se ha convertido en triste protagonista de nuestra convivencia social.
Los medios de comunicación vienen llenos cada día de casos, la mayoría protagonizado por la clase política, y los ciudadanos están cada vez más indignados. Pero la corrupción no es cosa de la Democracia, ni de la descentralización que representa el Estado de las Autonomías sino que es inherente al ser humano y lleva con él miles de años, porque forman parte de lo más oscuro de su naturaleza.
La corrupción estaba penada con el exilio o el suicidio
El primer acto de corrupción hasta ahora documentado se remonta al antiguo Egipto. Así se consigna en un papiro que data de la XX Dinastía, durante el reinado de Ramsés IX (1142-1123 a de C.). Allí se detallan las vicisitudes por las que atravesó Peser, funcionario del faraón, por haberse atrevido a denunciar los negocios sucios de Pewero -otro burócrata de alto rango y cercano al Faraón- quien, asociado a los profanadores de tumbas, había forjado una inmensa fortuna que le fue difícil de justificar. Todo un síntoma de lo que vendría después o hubo antes.