La creación de la UE no ha sido un trabajo fácil a lo largo de estos años. Los intereses particulares de los países miembros, más la existencia de una Europa de dos velocidades, han ido acrecentando las suspicacias entre los países de primera y los tratados como de segunda, por mucho que nieguen sus autoridades esta realidad constatada.
En este último año, con motivo de la presencia de políticos catalanes huidos de la justicia e instalados en países miembros de la UE, ha generado un malestar político y judicial sin precedentes, por la actitud de los jueces belgas y alemanes que aplicando sus leyes, sin tener en cuenta la española, país en el que deben ser juzgados, con legislación propia. ¿Se han pasado en sus atribuciones la justicia de esos países?
¿Se ha desautorizado a los jueces españoles? ¿Qué papel ha jugado el alto Tribunal europeo de Justicia?
La construcción de un espacio judicial común, enunciado en el Tratado de Lisboa significó un paso importante en la cooperación judicial como modelo del reconocimiento mutuo de resoluciones judiciales. Se abría una nueva oportunidad de colaboración, que en estos momentos genera dudas razonables de que esto sea así. ¿Se ha roto la colaboración por este caso? Unos dicen que si, otros se muestran prudentes y esperan.
Las discrepancias, ahora judiciales, han vuelto a la primera línea de algunos de los países miembros, que han argumentado la separación de poderes y la libertad de sus señorías a la hora de tomar decisiones, -muy discutibles por cierto-, con intromisión y desautorización de las decisiones del juez Llarena. ¿Se han extralimitado en sus interpretaciones que han dado alas a los huidos? Algunos expertos afirman que sí…
Circunstancias que lleva a pensar si es necesario crear, de verdad, un espacio común de justicia europea, donde lo que se decida en un país miembro sea realmente respetado por el resto, sin interferencia, y por supuesto defendiendo los derechos de las personas.
Los expertos creen que esta situación aún queda lejos de producirse después de las resoluciones dictadas por tribunales belgas y alemanes que han destapado la caja de los truenos.
Una vez más, se ha tropezado en un tema muy sensible que no solo afecta a España, sino que esta situación se puede producirse en cualquiera de los 28 países miembros, como por ejemplo, Francia, Reino Unido y la misma Bélgica. ¿Se actuaría de la misma manera? O, sencillamente, eso solo ocurre con los países del sur de Europa? No es un tema menor. ¿Se puede originar una crisis en el seno de la EU, o solo va a quedar en una tormenta cuyas consecuencias están aún por evaluar. Quizás este problema sirva para plantearse el verdadero papel de las instituciones del viejo continente, ahora que está a las puertas unas nuevas elecciones al Parlamento Europeo, donde los euroescépticos y los populistas de la extrema derecha están esperando conseguir más representación alertados por la lluvia fina que está cayendo del renacer de la ultraderecha y los nacionalismos . No sería una buena noticia que esto pueda ocurrir, pero no es descartable.
No es un tema fácil hablar de la justicia europea, y sobre todo de algunas de sus decisiones.
Quizás por ello es bueno conocer lo que piensan jueces, fiscales, docentes y estudiosos, que no han querido eludir el tema, sino todo lo contrario, han aportado sus conocimientos, criterios y dan una visión profesional de la situación. Es de agradecer, dado que, no todo el mundo quiere hablar del tema, prefieren eludirlo.
