Conocieron lo peor y lo mejor de la España del siglo pasado. Muchos de ellos empezaron a trabajar siendo unos niños, en plena posguerra. Se casaron y tuvieron hijos.
Pagaron la casa en la que vivían a base de muchos sacrificios, hasta la última peseta y con altos intereses. Vieron cómo sus vástagos contaban con la posibilidad de estudiar y se iban de casa rumbo a un futuro supuestamente mejor. Ahora contemplan asustados cómo vuelven sin trabajo y con la hipoteca a cuestas. Ellos no dudan en volver a arremangarse para ayudarlos a salir del atolladero. Son los héroes invisibles de la crisis. Los jubilados que con su pensión, mínima en muchos casos, se han convertido en el único soporte de miles de familias españolas.
Un estudio de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) advierte de que en la actualidad cuatro de cada diez personas mayores de 65 años (40,4%) ayuda económicamente a algún familiar, mientras que en 2010 ese porcentaje era solo del 15,1%.