No hay que ir muy lejos para darse cuenta de los verdaderos motivos de la existencia de economía sumergida, si bien es cierto que la hay en todos los países europeos y a todos los niveles, desde la hostelería de barrio hasta las grandes corporaciones bancarias. Los países del sur tenemos fama de ser más proclives a desarrollar nuestra economía informal en un porcentaje superior a los países del norte, y es seguro que el clima no tiene nada que ver en esa cuestión.
Desde hace décadas, sabemos por nuestra propia experiencia que la economía informal (sumergida) la hay y puede ser importante. Desde el momento en el que no nos presentan una factura, sino un simple ticket o recibo, hay que pensar que ese dinero que pagamos no va a ser declarado al fisco con seguridad.
Como economistas sabemos que hacer el cálculo de esa economía informal es imposible por propia definición, así que nos tenemos que conformar con meras aproximaciones que no dejan de ser "sospechosas" de sufrir grandes imprecisiones. La última la que nos ofrece un informe de Visa Europa que calcula que la economía sumergida en España alcanza un valor de unos 195.600 millones de euros, el 18,6% del PIB, e indica igualmente que el peso de la misma no ha variado significativamente desde 2008 a pesar de las voces escandalizadas de algunos medios de comunicación, más preocupados por esta cuestión que por la gestión eficiente de nuestro dinero público.
La economía sumergida en muy superior a las cifras que se manejan
La impresión que tenemos los economistas es que la experiencia de calle nos indica que la economía sumergida es muy superior que las cifras que indica ese informe.
Pero, ¿Cuáles son los motivos de que tengamos unas tasas de economía sumergida superiores a los países del norte?
Desde mi punto de vista habría que señalar principalmente tres:
? La elevada presión fiscal
? La baja productividad general de nuestro tejido productivo
? El nefasto ejemplo que supone la elevada corrupción política
Hay otros factores que influyen en esta tasa de economía sumergida como por ejemplo, una mentalidad "tolerante" e incluso justificante del fraude, falta de medios de control, legislación favorecedora de estos delitos, una alegre política de indultos que supone 1,6 cada día de media desde 1996, que también abarca a grandes defraudadores.
Por otro lado, es cierto que una fiscalidad muy elevada origina uno de los esfuerzos fiscales más altos de la OCDE que, junto con unas cargas sociales desorbitadas, hace que muchas empresas se vean obligadas a no declarar parte de sus ingresos como medio de simple subsistencia.