jueves, 18 de abril de 2024
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Jorge Valín. Economista

En el sistema económico occidental, basado en el Estado del bienestar, existe una economía paralela a la de los datos quasi ciertos. Existe una economía que se escapa al control del Estado y a la presión irracional de los sindicatos. Existe una economía libre, basada en el individualismo y en el propio riesgo del empresario, una economía que es ajena a las leyes y medidas coercitivas del gobierno de turno. En este entorno el empresario es puro y libre. Es la economía de la libertad; es: la economía sumergida.

No es nada menospreciable la actividad de la economía sumergida. En muchos de los países occidentales representa un alto porcentaje del PIB, por ejemplo, en Italia o España representan más del 20% del PIB, lo que significa, en el caso de España, una actividad superior a los 120.000 millones de euros (cuantía equivalente en dólares americanos). Este segmento de la economía no declarada, o no contemplada en ninguna macro-magnitud, está continuamente perseguida y bajo la presión del Estado por no pagar los altos tributos y leyes que éste impone. No es de extrañar que, en la actualidad, tan sólo un 4,5% de los ciudadanos europeos estén dispuestos a crear su propio negocio (legalmente), frente al 13% de EE.UU. donde la presión intervencionista es más laxa (aunque lejos aún de una economía puramente libre).

¿Pero qué significa la economía sumergida para la mayoría de las personas? Según la opinión popular la economía sumergida, paralela, clandestina o informal, son las actividades económicas que se realizan de forma ilegal, ya sea ajena a las normas del Estado, u ofreciendo productos o servicios ilegales. Podemos añadir que casi el 85% de la población española, por ejemplo, considera la economía sumergida como un "problema" según una encuesta realizada por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) en 1997. Esta economía sumergida, según la opinión popular, aviva los salarios bajos, la precariedad laboral, es fruto del egoísmo de los empresarios (porque no pagan impuestos), explota a los jóvenes y atrae y cobija a los tan "indeseados inmigrantes".

Existen una serie de mitos sobre la economía sumergida

¿Qué fundamenta esta opinión entre la sociedad, y cuánto hay de cierto? Existen una serie de mitos sobre la economía sumergida que sólo aplicando un poco de sentido común nos mostrará que son totalmente falsos siendo, en realidad, un "sector" altamente beneficioso para el sistema económico y social de un país inmerso en la dictadura del "Estado del bienestar". Examinemos algunos de estos mitos:

1º La economía sumergida crea salarios bajos. Esta afirmación es rotundamente falsa. Se tiende a confundir empresa pequeña con economía sumergida donde, evidentemente, los sueldos son más bajos que en una multinacional. El salario creado por una empresa al margen de la ley sólo crea salarios reales, se mueve en un entorno de libertad donde, de forma libre, el empresario y el trabajador llegan a un acuerdo intercambiando el factor trabajo por factor capital sin la figura de ningún arbitrajista (Estado, sindicatos?) quedándose, o mejor dicho expropiando, una parte de este salario.

El papel de estos "policías o jueces laborales" no dudo que esté lleno de buena voluntad, pero como ya dijo F.A. Hayek, una cosa es lo que se quiere (mediante leyes restrictivas) y otra la que se puede conseguir (nunca dan su resultado).

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