Carmen Núñez Cumplido. Trabajadora Social y profesora Asociada a la Universidad de Extremadura en Grado de Trabajo Social.
En Servicios Sociales presumíamos que los ciudadanos "sin voz" eran aquellos que tenían especiales dificultades para acceder a los recursos, aquellos que no venían de motu propio a vernos, porque no entendían que fueran vulnerables, porque no conocían los servicios o porque nos costó saber que estaban ahí...
Lejos de aquella realidad de tiempos más prósperos, hoy son ciudadanos sin voz en Servicios Sociales, la mayor parte de los individuos o familias que intentan sobrellevar una situación de crisis familiar y socioeconómica emergente y que, cada vez más, encuentran puertas cerradas o habitaciones vacías. Los profesionales de la atención directa al ciudadano hemos detectado y "denunciado" grandes y graves cambios en los perfiles de atención, pero también en los sistemas de protección.
Aquellas familias que, en su momento, consiguieron una situación sociofamiliar estable, normalizada y a las que dejamos de atender; nuevas familias y demandas emergentes que "debutan" en nuestros servicios porque se han visto abocados, de forma repentina, a una situación crisis, que, más allá de las implicaciones económicas, vuelven a provocar inestabilidad en las relaciones familiares y sociales, estados depresivos, desorientación...; mayores que se ven obligados a ser el sustento de sus familiares a cubrir deudas hipotecarias y a realojar a sus hijos y nietos. Todas ellas verdaderas tragedias humanas, cada una, cada persona, que llama día a día a nuestra puerta con esperanza y que encuentran una respuesta tremendamente limitada.