viernes, 29 de marzo de 2024
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Redacción

Obra Social de Bankia, la otra ruina

OBRA SOCIAL BANKIA

Manuel Fernando González .-Cuando eres padre de un discapacitado, tienes una madre o un padre con demencia senil o Alzheimer y has trabajado en una Institución como la ONCE, donde la solidaridad ha tenido fecha de inicio pero no de cierre, se te encienden las luces de alarma cuando una hecatombe como la de Bankia aparece en el horizonte de miles de personas.

Es una tragedia de tales dimensiones, que cientos de expertos, conocida ya la decisión tomada, son incapaces de valorar los daños colaterales que las personas y las instituciones de carácter social, van a tener que soportar en los próximos años cuando toda la obra social de estas cajas, agrupadas en torno a la marca Bankia, desaparezca definitivamente.

Cuando siete cajas de ahorro, con sus correspondientes obras sociales, cedieron su negocio financiero a BFA-Bankia, y quedaron como meras gestoras de su obra social con el compromiso de que sus recursos provendrían de los dividendos percibidos como accionistas del grupo, no se imaginaban que pocos días después el hijo de Neguri José Ignacio Goirigolzarri, recomendado por Rodrigo Rato, el galgo del FMI y ahora Caja Madrid, le iba a pedir al Gobierno de Rajoy que "nacionalizara"el proyecto estrella del PP, debido al inmenso agujero que había "descubierto" en su interior y la falta de liquidez.

Un agujero que, una semana después, ha obligado al ejecutivo español a aceptar el rescate de la Comunidad europea que seguramente solucionará las carencias financieras de Bankia, pero que presumiblemente hará desaparecer de la faz de la tierra los presupuestos destinados a la obra social.

¿Pero de que cifras estamos hablando? Pues, si miramos entidad por entidad y rebuscamos en los datos reflejados en sus respectivas cuentas de explotación nos encontramos con los siguientes números:

Caja Madrid (52,06% de BFA) ha pasado de destinar 252 millones a obra social en 2007, su récord, y 124 en 2010 a 99,9 en 2011 y 56 en 2012Bancaja, la segunda gran entidad de Bankia (37,7% de BFA), llegó a destinar 83 millones en 2007, para pasar a 55,6 en 2010, 36,4 en 2011 y para 2012 cuenta con 28,3 millones. Caja de Canarias pasó de los 14,5 millones en 2007 a 15,8 millones en 2008, 13,3 en 2010, 9 en 2010, 4,46 en 2011 y 2,8 en 2012, fundamentalmente en centros para personas mayores y promoción del comercio.

Caja Segovia empleó 8 millones de euros en 2010, 7,6 en 2011 y su presupuesto para 2012 es de 3,5 millones, sobre todo para la conservación del patrimonio. Caja de Ávila, 5,5 millones en 2010, 5 en 2011 y 4 en 2012. Caixa Laitana, unos 5 millones en 2010, 3,5 en 2011 y unos 2,5 en 2012. Caja Rioja, otros 4,2 millones en 2010; 4,6 en 2011 y 2,5 en 2012. Si sumamos los datos totales de 2010 de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), las siete cajas aportaron 205,9 millones, un 16% del gasto en obra social de las cajas en aquel año.

Cuando estas entidades cedieron su negocio financiero a BFA-Bankia, quedaron como meras gestoras de la obra social, con el compromiso de que sus recursos provendrían de losdividendos percibidos como accionistas del grupo. Ese era el verso. La prosa no dice que el nuevo equipo gestor "puede hacer lo que quiera", según reconocen "por lo bajini" los mismos que fabricaron el invento.

Lo cierto es que La Casa Encendida, uno de los símbolos del esfuerzo cultural de Caja Madrid con 1.700 actividades y más de 750.000 visitantes cada año, cumple en diciembre su décimo aniversario con la incertidumbre sobre su futuro.

Estas entidades cuentan, en cualquier caso, con un remanente de fondos para mantener su obra social unos pocos años, aunque con menor esplendor que en el pasado. Una vez consumido, dependerán de los recursos que le entregue BFA, o en cualquier caso, de las actividades que desarrollen para generar sus propios ingresos, como hace Caja Madrid.

Desde el sector se aventuran tres posibilidades, que permitirían a las cajas fundadoras mantener unos ciertos recursos una vez se materialice la nacionalización de la entidad.Una de ellas es que el Estado compense a los antiguos accionistas de BFA con un paquete de acciones de Bankia, que cotiza en bolsa, con la capacidad de operar con ellas o recibir dividendos.

Si se descarta esta opción, los nuevos gestores de BFA-Bankia podrían entregar a las cajas una dotación de una sola vez o pactar una asignación anual. En todos los casos, es el Estado, ese mismo que aplica recortes y tiene la caja vacía y le prestan el dinero a más del 6%, el que tiene la sartén por el mango y el que con toda seguridad cerrará la espita y enterrará lo que mejor hacían nuestros banqueros en nuestro país: destinar una pequeña parte de sus ganancias a ayudar a los que más lo necesitan vía Caja de ahorros, entidades únicas en Europa, y que entre unos y otros han acabado por finiquitar.

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