Aprovechándose de la especial sensibilidad de la población respecto a los ingresos, la derecha instrumentaliza sin ningún pudor lo que nos cuestan estos y aquéllos o lo que ganan los de más allá. Sindicatos, partidos políticos, autonomías..., están en su punto de mira. También los ayuntamientos. Pretenden con ello erosionar, desprestigiar a quienes podrían obstaculizar sus planes de apropiación, aplanar en fin el terreno institucional para campar a sus anchas. La "mediocracia", los medios masivos de comunicación, ostentan un papel relevante en este juego que, claro, oculta los escandalosos beneficios de la minoría dominante.
Así, la reforma municipal que acaba de anunciar el Gobierno viene acompañada de un ruido ensordecedor sobre lo caros que nos resultan los ayuntamientos, lo que ganan los ediles y hasta su propensión a la corrupción. Todo vale para, como está ocurriendo en la sanidad, la educación, el trabajo o la dependencia, para colarnos de rondón un cambio de escenario, una modificación de las reglas de juego municipales, más a su favor si cabe. Porque, en contra del mensaje dominante, lo cierto es que un sesenta por ciento de los alcaldes españoles no cobran por su trabajo.
Según datos de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), de los 8.116 ayuntamientos españoles, 4.883 cuentan con menos de mil habitantes. Las exiguas arcas de estos pueblos no dan para mucho y las decisiones sobre alumbrado, pavimentación o saneamiento del 60% de los municipios las toman personas que no reciben una remuneración económica. Como mucho, y no todos, cobran los gastos que les originan todas esas gestiones. De hecho, la FEMP aboga por la creación de un fondo para garantizar las retribuciones de los electos en los municipios pequeños.
En general, el salario de los alcaldes se fija en función de la población que gestionan, el montante del presupuesto o la situación financiera del ayuntamiento. Algunas federaciones regionales de municipios han formulado recomendaciones para fijar estas retribuciones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los ayuntamientos, instituciones básicas del ordenamiento institucional, disponen por ley de capacidad de gobierno, de autonomía, en las materias de su competencia y, en consecuencia, el "reglamentismo", la "recentralización" que tan bien le suena a la derecha, va a contracorriente de su propia función y naturaleza.
El cualquier caso, la derecha y sus voceros ponen el acento, como no, en los salarios más altos, como si ese fuera el paradigma y no una excepción. Concretamente, 29 alcaldes, el 0.246% del total, ganan más de 6.000 euros brutos al mes. Remuneración alta para los tiempos que corren, pero que le suena a calderilla a miles de directivos empresariales y no digamos a los responsables directos de los fraudes bancarios que nos han arruinado. Por añadidura, cuando se refieren a esta cuestión, los medios masivos recurren de manera redundante al latiguillo de que "hay alcaldes que ganan más que el Presidente del Gobierno", contribuyendo con ello a lavar bien lavada la imagen de Rajoy ¡Que sobriedad la de él! Y, además, ¿Por qué no iban a hacerlo?
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