
La crisis económica que comenzó en el 2007 ha afectado, en mayor o menor grado, a todos los sectores empresariales, pero a ninguno como a la prensa escrita que ya hace pocos años había sufrido un grave quebranto que obligó a los grandes editores a adoptar medidas muy dolorosas en su cuenta de explotación de la que salieron muy mal parados los periodistas de redacciones tan emblemáticas como La Vanguardia, El País o El Mundo.