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Jaime Ensignia

​El fantasma del nacionalismo asedia a la Europa del siglo XXI

Sociólogo. Doctor en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Libre de Berlín

BREVE REFLEXIÓN HISTÓRICA


Cuando Marx y Engels, en 1848, escribieron su libro El Manifiesto Comunista, una sensación inédita se instalaba en el viejo continente, al decir; “un fantasma recorre Europa: el fantasma del Comunismo”. Al mismo tiempo, señalaban; todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma. Hoy, 170 años después, un nuevo fantasma asedia a Europa: el fantasma del ultra nacionalismo, de los movimientos populistas y xenófobos. Este fantasma no es nuevo en el viejo continente, en los años 20 y 30 del siglo XX, los movimientos nacionalistas, de tipo fascista, nacional-socialistas y patrióticos abundaron en los más diversos países europeos. El desencuentro de las fuerzas políticas de la izquierda europea y de centro liberal en algunos casos se tornó patética. Comunistas increpaban a socialdemócratas como social-fascistas o, socialdemócratas señalaban a los partidos comunistas de la III Internacional como el enemigo principal, combatiéndose en las grandes ciudades europeas, permitieron que el fascismo y el nacional-socialismo se apoderasen de los principales países europeos. El desenlace de esta época histórica la conocemos de sobra: la brutal y sangrienta II Guerra Mundial, la persecución y exterminio de los judíos y más de 50 millones de muertos en este conflicto bélico.


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LA EUROPA DEL MOMENTO


Desde el año 2016, varios sucesos políticos han venido inquietando y han sacudido una y otra vez al viejo continente. Todo se inició con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE), el 24 de junio de ese año. El triunfo del Brexit en el referéndum sorprendió totalmente a la opinión pública europea y mundial. El 4 de diciembre del mismo año, los italianos eran llamados a dar su apoyo o rechazo al plebiscito convocado por su gobierno, el cual tenía como fin reformar la Constitución. El otrora nuevo rostro del socialismo italiano y europeo, Matteo Renzi, debió dimitir como consecuencia de su derrota y son las fuerzas políticas populista y ultranacionalistas las que salen victoriosas en esta elección. Austria, uno de los países más estable del continente debió realizar elecciones por segunda vez para elegir el presidente. Norbert Hofer, figura máxima del partido populista de extrema derecha, Libertad, ponía en serios aprietos al líder del Partido Verde austriaco, Alexander Van der Bellen. Finalmente Van der Bellen se imponía -el mismo día del referendo italiano- el 4 de diciembre en estos comicios presidenciales, triunfo sumamente importante para las fuerzas políticas progresistas y de la izquierda europea.


Ya finalizando el año 2016, otros países de la UE, especialmente Alemania, recibían una gigantesca ola de migrantes que huían de los efectos de las guerras en el Medio Oriente, en Siria y por la presión demográfica de países africanos. Por otro lado, países como Francia, Bélgica, Alemania y Turquía sucumbían ante la amenaza y actos del terrorismo fundamentalista islámico, lo cual azuzaba las aguas anti-migración, nacionalistas y xenófobas existentes en la gran mayoría de las naciones europeas. Este “privilegiado” escenario político y lo que vendrá en los años siguientes ha favorecido de manera singular a la ultraderecha del continente. Ésta, gana un importante terreno en lo político, en lo social y en lo ideológico, levantando las banderas del chovinismo, de la xenofobia, y de un nacionalismo a ultranza. 


De este modo, los movimientos nacionalistas anti UE y anti globalización se convertían en alternativas electorales en Italia, Austria, Holanda, Francia, y Alemania en las elecciones que se llevaron a cabo durante el 2017 y principios del 2018.


A este escenario reseñado habría que añadir que EE.UU. nos sorprendía con la victoria presidencial de fines del 2016 -no prevista por ningún sondeo de opinión pública o, por agudos analistas políticos- de Donald Trump sobre Hillary Clinton. Sin lugar a dudas, este triunfo de Trump vino a fortalecer las propuestas ultranacionalistas de partidos y movimientos políticos europeos.


EL ASEDIO ULTRANACIONALISTA


Este auge nacionalista europeo tiene un punto de articulación política continental en el encuentro de fines de enero del 2017. Los líderes de los partidos anti-imigración, euroescépticos, como Marine Le Pen del Frente Nacional (FN) de Francia, el Trump holandés, Geert Wilders, el representante de la Liga Norte de Italia, Matteo Salvini y Frauke Petry de Alternativa para Alemania (AfD), entre otros dirigentes y grupos políticos, se reunían en Coblenza, Alemania, para proyectar sus políticas, sus contiendas electorales, y sus acciones bajo el eslogan “Libertad para Europa”. En opinión de analistas, este encuentro podría interpretarse como el inicio de organización de una Internacional de la Ultraderecha Nacionalista. A continuación, observaremos como se cristaliza este auge de los movimientos y partidos ultranacionalistas en los países centrales de la UE en el transcurso del año 2017 y el primer trimestre del 2018.


Holanda. Las fuerzas políticas reunidas en Coblenza esperaban un nuevo triunfo en las elecciones de Holanda, con G. Wilders del Partido por la Libertad (PVV). Sin embargo, este representante del ultranacionalismo de los países bajos logró un discreto 13% de la votación, quedando por debajo del reelecto primer ministro, Mark Rutte, representante del Partido Liberal (UVD). Los resultados de las elecciones en Holanda representan un serio revés de la extrema derecha de ese país y de los ultranacionalistas euroescépticos, y eran observados internacionalmente como un referente de lo que podría llegar a pasar electoralmente con los partidos nacionalistas de Francia y Alemania.


Francia. El domingo 23 de abril 2017, se lleva a cabo la primera vuelta presidencial. Son cuatro los candidatos que se perfilan en las simpatías ciudadanas: Marine Le Pen, del ultranacionalista FN; Emmanuel Macron con su movimiento En Marcha, centro liberal; Francois Fillon, conservador republicano y Jean Luc Mélenchon, que en 2016 fundó su movimiento Francia Insumisa y que cuenta con el apoyo del Partido Comunista Francés. Los resultados de las elecciones entregaron los siguientes porcentajes: E. Macron obtuvo el 24,01%; M. Le Pen, el 21,30% ; F. Fillon logró el 20,01% y J. L. Mélenchon, el 19,58%.


De estos cuatro candidatos dos son los que pasan a la segunda vuelta del 7 de mayo, E. Macron y M. Le Pen. El 7 de mayo 2017, se llevó cabo el ballotage entre estos dos candidatos. La segunda vuelta se dio en el marco de una fuerte confrontación entre Macron y Le Pen cuyo hito más agudo fue en el único debate presidencial televisado entre ambos, en el que los candidatos no se ahorraron epítetos descalificadores. Los resultados de la elección presidencial arrojaron los siguientes resultados: Macron con un 66,10%, Le Pen con un 33,90%, una abstención del 25,44% y, una participación electoral del 74,62%. Los resultados le dieron el triunfo definitivo al candidato Macron, que aventajó a su competidora en más de un 30% de los votos. 


Este desenlace electoral, le dio a la comunidad internacional y a los principales líderes de la UE, un gran respiro.

Más allá de la derrota que ha sufrido el FN tanto en la segunda vuelta presidencial como en la elección legislativa, lo que queda en la retina de la opinión pública, es que hay un giro político y social -que hay que tomar en cuenta- hacia la derecha ultranacionalista en el interior de la sociedad francesa. Hay que analizar finamente el electorado que votó Le Pen: el 34% (más de 10 millones de votantes en el ballotage) y el 14% en las legislativas recientes. Esta votación será interpretada como uno de los avances emblemáticos del populismo ultranacionalista europeo.


Austria. En elecciones parlamentarias anticipadas del domingo 15 de octubre, Austria da un vuelco no inesperado a la derecha. El Partido Popular Austriaco (ÖVP), liderado por el joven de 31 años, SebastianKurz gana la elección, obteniendo el 31,6% de los votos, el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) se sitúa con el 26,9% y nuevamente la novedad, es la irrupción del partido ultranacionalista con pasado nacional socialista (nazi), el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), partido que logra el 26,0% de la votación. Lo peculiar de estos resultados electorales, es la conformación de gobierno entre conservadores del partido ÖVP y el partido ultranacionalista FPÖ, este último asume los ministerios de Relaciones Exteriores, del Interior y de Defensa.


Al igual que en otras elecciones europeas de los últimos años, la socialdemocracia austriaca sufre una derrota severa, la cual se enmarca en el declive más general socialdemócrata europeo.


Republica Checa. El domingo 22 de octubre, la ola ultranacionalista europea vuelve a triunfar en la República Checa con el multimillonario, Adrej Babis de la Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO). El partido de Babis obtiene el 29,7% de la votación y el partido de la socialdemocracia (CSSD) que estaba en el gobierno experimenta un revés significativo. De ser primero en las elecciones del 2013 con un 18% de los votos, en esta elección se sitúa en el quinto lugar, con un escaso 9%,


Alemania. Luego del triunfo de la CDU-CSU, partidos de la Canciller Merkel en las elecciones generales del 24 de septiembre, pero donde no logran mayoría absoluta para formar gobierno, Merkel se aboca en un primer momento a iniciar negociaciones con el objetivo de constituir gobierno con el Partido de los Verdes y el Partido Liberal (FDP). Este primer intento de la Canciller fracasa debido a las fuertes contradicciones de los Verdes con los Liberales y con la Unión Social Cristiana, cercano a la Unión Demócrata Cristiana. Un segundo intento, de reeditar la Gran Coalición con los socialdemócratas tiene éxito y la canciller Merkel puede dar luz verde a la constitución de su tan esperado cuarto gobierno.


Sin embargo, lo más novedoso de la elección general fue la victoria histórica e inesperada en las urnas del partido ultranacionalista Alternativa para Alemania (AfD). Los resultados sitúan a la AfD como la tercera fuerza política en el parlamento alemán, logrando elegir 92 diputados con el 12,6% de los votos. Desde 1960, no había parlamentarios ultranacionalistas ni una fracción tan poderosa en el parlamento de esta nación. Interesante es destacar que la AfD recibió una importante cantidad de votos de los partidos políticos alemanes tradicionales. El resultado electoral de AfD se explica en parte por el siguiente trasvase de votos: de la CDU-CSU recibe 980.000 votos; del SPD, 470.000; del Partido de La Izquierda, 400.000, y porcentajes menores de Los Verdes y del FDP.


Pero, no todo lo que brilla es oro. La AfD, inmediatamente después de estos exitosos resultados sufre una escisión. Frauke Petry una de las más importantes figuras de la AfD rompe con este partido y da nacimiento a un nuevo partido ultraconservador llamado Partido Azul. Este partido se proyecta como un referente político destinado a captar a los votantes conservadores alemanes y al ala moderada de la extrema derecha de este país. De las elecciones generales de septiembre último al mes actual, la AfD ha subido en intención de voto, según diferentes sondeos de opinión, incluso superando a los socialdemócratas, elevándose del 12,6% al 16%. 


La ultraderecha alemana se ha visto favorecida por el compás de espera de estos cinco meses y medio para constituir gobierno por los grandes e históricos partidos alemanes. 


Han sabido transmitir de manera óptima, a la opinión pública la inoperancia e ineficacia del actual sistema de partidos políticos tradicionales, en especial de esta coyuntura política de constitución de gobierno, más allá de la agitación de los temas “causados” por la masiva inmigración.


Italia. Las elecciones generales que se celebraron en Italia (domingo, 4 de marzo), los sectores conservadores y de la ultraderecha ganan un importante terreno político-electoral y social y, el centro-izquierda, desunido en estos comicios electorales, ha experimentado un serio y profundo retroceso electoral. La campaña electoral italiana tuvo como ejes centrales dos temas: el de la inmigración y el de la xenofobia de importantes sectores de la sociedad italiana frente a los extranjeros residentes oficiales o no en suelo italiano. Por cierto, otros temas como el estado de la integración de Italia en la Unión Europea, las políticas económicas de la UE, por señalar algunas, fueron también, tópicos en el debate político. 


La victoria ha sido para los partidos antisistema, antieuropeos, populista y xenófobos, los cuales se aprestan a competir con el objetivo de formar gobierno.


Los resultados electorales fueron los siguientes:


El Centro Derecha logra el 37%, en donde la Liga Norte, partido dirigido por Matteo Salvini, representante de la extrema derecha anti UE y anti inmigrantes desplaza con un 17,4% al Partido Forza Italia de Silvio Berlusconi, que obtiene el 14%.


El Movimiento 5 Estrellas, movimiento populista antisistema fundado por el comediante Beppe Grillo y hoy dirigido por Luigi Di Maio es el partido que logra mayor apoyo, con un 32,7%.


El Centro Izquierda alcanza su peor votación de estos últimos 10 años con un 22,8%, en donde el Partido Democrático (PD), el partido socialdemócrata de Matteo Renzi, logra el 18,7% de los votos. Renzi, figura emergente de los socialistas italianos en los años anteriores ha renuncia a la jefatura del partido.


Con estos resultados, la conformación de gobierno será un proceso difícil y complejo, ya que ninguna de las dos mayorías, la de centro derecha y el Movimiento 5% Estrellas, no lograron pasar el umbral del 40% que marca la nueva ley electoral para poder constituir gobierno. Algunos analistas italianos hablan de un escenario de inestabilidad política, debido a la dificultad de lograr una alianza política sólida que pueda gobernar Italia.


COLOFÓN


Es un hecho de realismo político que estamos viviendo un auge sin precedentes del ultranacionalismo y de los movimientos anti-sistemas. Esto, no tan solo en los principales países de la Europa occidental (Italia, Austria, Francia, Holanda, Alemania, por nombrar algunos), sino que también se observa esto en las naciones del Este europeo, que alguna vez fueron parte del llamado “socialismo real”. En países como la Republica Checa, Polonia, Hungría, Rumania, tan solo por nombrar algunos, la ola nacionalista, patriótica, xenófoba y antisistema se hace notar con mucha fuerza.


La Unión Europea, precisamente en el contexto de su reciente conmemoración de 60 años de integración comunitaria (2017), está llamada a unirse en una “santa cruzada” para evitar que la historia se repita, tal como vaticinó el viejo Marx


Las fuerzas progresistas, socialdemócratas, socialcristianas, social liberales, republicanas y demócratas de toda estirpe tienen un compromiso político ineludible en enfrentar este asedio que sufre la democracia europea por parte de este auge nacionalista populista.

Un aspecto no menor en el debate futuro cercano, es que en todos estos comicios electorales han puesto de relieve la necesidad de tener una otra mirada del proceso comunitario en la UE, como también del tipo de globalización en el cual se está inserto. De no haber un cambio político cualitativo en estos ámbitos, los euroescépticos, antiglobalización, los nacionalistas de todo tipo de estirpe, ganaran un enorme terreno político en el futuro del suelo europeo.


Finalmente, si tuviéramos que realizar una síntesis de lo que hemos analizado, se podría resumir en lo siguiente: experimentamos en Europa una involución civilizatoria que comienza a poner en peligro la democracia en el viejo continente.

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