Barcelona es una de las capitales más emblemáticas de España, una ciudad que supo ganarse el reconocimiento internacional con los Juegos Olímpicos de 1992 y situarse como una de las grandes ciudades del mundo. Pero en los últimos años, Barcelona ha vivido el fuerte impacto de la crisis y necesita hoy más que nunca producir cambios que nos ayuden a superar las adversidades y a generar estrategias que nos permitan afrontar y ganar el futuro.
La crisis significa un cambio de época y las ciudades como Barcelona van a tener cada vez un papel más relevante en un mundo más global e interdependiente en el que deberán afrontar nuevos desafíos y nuevas prioridades. Los barceloneses debemos ser capaces de construir un nuevo modelo de ciudad que ofrezca a todos los ciudadanos más y mejores oportunidades.
En los últimos años el turismo ha hecho de Barcelona uno de los principales destinos turísticos del mundo, pero si bien, el turismo ha permitido a los barceloneses afrontar la crisis en mejores condiciones que en otros lugares, la masiva presencia de turistas ha generado dificultades a la hora de garantizar una buena convivencia entre vecinos y visitantes.
La presión turística en algunos de los barrios más emblemáticos de Barcelona, hace necesario promover un acuerdo entre la administración y los agentes económicos y sociales, para conseguir un nuevo modelo turístico sostenible, basado en la calidad, que favorezca la convivencia entre viajeros y residentes, y que cuente con la complicidad y participación ciudadana.
Revertir beneficios en el conjunto de la población