Dejamos de pensar en los riesgos de un crecimiento que se basa en ignorar las altas deudas y las burbujas financieras.
En la última década, el mundo ha visto un flujo sin precedentes de capital prestado a los mercados emergentes y a los proyectos de infraestructura incentivados por el aumento anormal de la oferta de dinero y por los tipos bajos en los EEUU.
Para otros economistas, todavía optimistas, los tiempos han cambiado y lo que se ha conocido como la Gran Recesión es un mal sueño del que se han despertado ya muchos países.