Carmen P. Flores. Periodista
Los sindicatos que iniciaron su andadura allá por el siglo XIX para defender los derechos de los trabajadores frente a los patrones de la época, han ido "evolucionando", pero, seguramente, no al mismo ritmo que la sociedad a la que representan les exige en el día a día.
Los sindicatos siempre han estado en el punto de mira de todos nosotros, por razones diversas y no siempre coincidentes y eso tiene naturalmente un coste. En nuestro Economy Journal nos hemos preguntado cúal es la situación de las centrales sindicales, la aceptación que tienen, si es necesario un cambio en sus estrategias, si sirven para alguna cosa , o son sencillamente son prescindibles .A lo largo de las paginas digitales que siguen Vd. que nos lee va a disponer de material de calidad sobre una cuestión que creemos nos interesa a todos .Las aportaciones al tema que le mostramos en este nuevo número son, comprometidas ,diversas , plurales , muy enriquecedoras y seguramente les van a ser muy útiles para que se hagan su propia composición de lugar y enriquezcan su opinión sobre el tema.
En tiempos de bonanza económica, los sindicatos llegaron a su máximo esplendor en todos los sentidos. En los tiempos que corren, ninguno de ellos parece previó que la época de las vacas flacas se les venía encima y que las prioridades de los trabajadores iban a ser otras. A nadie se le ocurrió que el sindicalismo tenía que cambiar y que se debía dibujar un nuevo modelo o, al menos, introducir elementos de futuro para no quedarse fuera de juego. Con la llegada de la crisis, la situación se ha complicado y la "máquina sindical" rechina, dando a entender, que no está preparada para afrontar los retos que se les presentan. A eso, hay que añadirle los innumerables ERES, los liberados que cobran y no trabajan, el escándalo de las tarjetas black de Bankia y los incontables casos de corrupción que ha penetrado en el tejido social provocando un rechazo generalizado muy virulento. Nunca la frase "todos son iguales" caló tanto y entre tanta gente, carcomiendo el prestigio de los partidos políticos y ahora, también, el de los sindicatos, provocando un tsunami de desconfianza que se tardará mucho tiempo en superar y que ya ha dejado a muchos cargos públicos al pairo o los ha enviado directamente a la carcel.
Lo que está claro es que, algo hay que hacer y que la polémica está abierta. Los articulistas que nos regalan su trabajo y su pensamiento en este diario digital, aportan ideas originales e incluso muy ácidas ya que los hay que opinan que los sindicatos actuales tienen una estructura ya caduca. Les invito cordialmente a una lectura crítica y constructiva de este informe que es la mejor forma de abrir la puerta al futuro y posicionarse.
