Antes de comenzar a existir, el TTIP ya se ha convertido en uno de los tratados que más polémica y literatura han generado. No conocemos todavía su texto (precisamente se critica el secretismo con el que se están llevando las negociaciones, volveremos sobre ello) y sin embargo cada vez más personas tienen opinión sobre él a partir de los documentos sobre la negociación que se han hecho públicos y los principios generales que -parece ser- reflejará su contenido.
Es lógico que así sea, el TTIP pretende ser un instrumento que transforme de forma significativa nuestras vidas (se ha comparado su impacto probable con el que en su día causó la creación del Mercado Interior) y, además, se inserta en un proceso, el de la globalización, que ha afectado de manera profunda a la economía, la sociedad y la política mundiales. La intuición de que el TTIP va más allá de los tecnicismos propios del Derecho Económico Internacional está fundada y, además, creo que es correcta.