Los recortes programados -y en algunos casos ya llevados a la práctica- por el ministerio de educación y las comunidades gobernadas por el PP son de tal envergadura que más que recortes parecen un atraco con la recortada. Una recortada que lleva grabada en la culata las iniciales del BOE. Aunque en ocasiones cuando se habla de recortes nos referimos únicamente a los financieros, en este caso hay que tener en cuenta también los relacionados con el currículum, las materias y los programas, siendo estos segundos esencialmente ideológicos.
En primer lugar cabe preguntarse si se trata de recortes para todos. Aunque Wert pretenda hacer creer que la distribución es equitativa, no es así. Hay recortes en la enseñanza pública y más dinero y apoyo para la privada. Recortes para la investigación y las universidades y más dinero para los colegios religiosos. Por ejemplo, la comunidad autónoma de Murcia destina más dinero (3.653.077 euros) en los presupuestos de 2013 a dos colegios del Opus segregados por sexos que al funcionamiento de todos los colegios públicos de la comunidad (2.617.663), según ha denunciado UGT.
Hay distintas estimaciones sobre cuánto puede suponer el recorte en educación: CCOO lo ha estimado en 3.000 millones de euros. Recordemos que Bankia ha recibido en septiembre 4.500 millones de fondos públicos, es decir de dinero que estamos financiando todos los ciudadanos y ciudadanas. El total de las ayudas a la banca, procedentes del fondo de rescate, es 39.468 millones. El ministerio está degradando la calidad de la educación para disponer de fondos destinados a tapar agujeros dejados por gestores que se enriquecieron y enriquecieron a otros. Por ejemplo, hace unos días se ha hecho público que Bankia prestó a Díaz Ferrán 26,6 millones de euros.
