El South Stream, proyecto de construcción de un gaseoducto de más de 3.000 kilómetros uniendo Rusia a Europa, vía Bulgaria y pasando por el Mar Negro, no verá finalmente la luz. Este proyecto, inicialmente pilotado por los gigantes gasísticos Gazprom, ENI, EDF y Wintershall, que debería asegurar el aprovisionamiento de gas en Europa sin pasar por Ucrania. Las tensiones entre la Unión Europea y Rusia en torno a la crisis ucraniana han obligado a Gazprom a abandonar el proyecto. Después de haber renunciado a Nabuco -otro proyecto de gaseoducto muy esperado- ¿Cuáles son las posibles alternativas?
¿Depende la Unión Europea del gas ruso?
Es un hecho que Europa necesita el gas natural ruso -de momento, la UE importa el 66% de su consumo de gas natural-, sabiendo que el 39% de las importaciones proceden de Rusia (2013), a través de un solo actor: Gazprom. Globalmente, las necesidades de gas natural de la Unión van a continuar creciendo con un incremento medio del consumo de cerca del 3% anual. Se estima que en el año 2010, el 80% de su consumo de gas será importado.
Sin embargo, la dependencia de los países de la UE de Rusia no es homogéneo. Algunos, en particular los antiguos miembros del bloque soviético, dependen mucho del gas ruso: Letonia (73%), Lituania (79%), Polonia (71%), República checa (93%), Eslovaquia (92%) y también Alemania (44%) e Italia (36%). Otros países de la UE tienen una dependencia relativa. Es el caso de Francia, por ejemplo, donde las importaciones de gas procedente de Rusia no representan más que un 18%.
Estas diferencias de dependencia afectan a la política y las relaciones de los países de la UE con Rusia, cosa que naturalmente complica las posibilidades de elaborar una posición unitaria de Europa respecto a Rusia. Rusia desea mantener relaciones bilaterales con los países de la UE sin pasar por Bruselas. Con la crisis ucraniana el sujeto de la seguridad energética de Europa ha vuelto a escena.
¿Conoceremos una penuria de gas?
El desafío de la seguridad energética europea es asegurarse de que en la UE no falte la energía y, por tanto, trata de reducir los riesgos en el suministro.