viernes, 26 de abril de 2024
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Jesús Sanz

​Efectos económicos del proceso secesionista en Cataluña

Responsable del departamento de estudios de Convivencia Cívica Catalana

Crear inestabilidad política, inseguridad jurídica e incertidumbre económica no suele salir gratis. Lo hemos podido constatar de primera mano quienes vivimos en Cataluña. La tensión ya ha dejado un reguero de efectos negativos: una continua sangría de empresas, más de 1.700 compañías solo en el mes de octubre; los centros comerciales han advertido de una caída de las ventas de cerca del 20%; una disminución de las reservas hoteleras de un 30%; caída del transporte de mercancías de un 21%; desplome de las ventas de vehículos en los concesionarios de un 30%, etc.


Crisis catalana efectos economicos


Pero estas cifras de indicadores a corto plazo solo son la punta del iceberg del daño causado a la economía catalana por parte de unos políticos que se han comportado de una forma ciertamente insensata y sin pensar en las consecuencias de sus actos. El iceberg en toda su magnitud lo podremos ver los próximos meses y años.


Para disponer de una pincelada sobre esos posibles efectos de mayor alcance, vale la pena detenerse en dos conceptos de indudable importancia para cualquier economía: ventas e inversiones.

VENTAS


En el caso de las ventas, los empresarios catalanes ya están notando un fuerte descenso en la facturación de sus empresas dirigidas al resto de España. Freixenet, por ejemplo, ha advertido de la existencia de una campaña que lastra las ventas de sus cavas.


Y es que el resto de España es con gran diferencia el mercado más importante de ventas de las empresas catalanas, cuadriplicando en volumen al siguiente cliente, Francia.


De hecho, casi un tercio de todo lo producido por las empresas catalanas (31%) está asociado a las compras del resto de españoles. Este porcentaje de dependencia económica se incrementa en sectores tan relevantes como el comercio (35%), la industria (41%) y la agricultura (45%).


En numerosas ramas de actividad de la economía catalana la mayor parte de su producción está asociada claramente a las ventas al resto de España. 


Por ejemplo, más del 60% de toda la producción papelera de Cataluña va dirigida hacia el resto de España, el 57% de los productos alimenticios, el 56% de los farmacéuticos o el 55% de la edición de libros.


En muchos otros sectores de gran relevancia los porcentajes de dependencia del resto de España son muy próximos al 50%, como en la fabricación de productos textiles (48%), los químicos (48%) o el transporte (46%).


Grafico efectos economia catalana


Porcentaje de dependencia del resto de España de algunos subsectores relevantes de la economía catalana 



Y como es obvio, cuando las empresas catalanas venden gran parte de su producción al resto de España no lo hacen a precio de coste sino con un margen y beneficio empresarial. En base a los datos del modelo input-output elaborado por el propio gobierno catalán, puede estimarse que las compras del resto de españoles repercuten positivamente en la economía catalana, generando riqueza en Cataluña por un importe total de 54.494 millones de euros anuales, es decir, unos 7.200 euros por catalán y año.


Igualmente, el trabajo de casi un millón de catalanes depende del resto de España. Concretamente, las compras del resto de españoles generan en Cataluña 973.000 puestos de trabajo, lo cual representa un 27% del total del empleo existente en Cataluña.


Por sectores destacan los 333.000 empleos catalanes generados por el resto de España en el sector comercio, los 235.000 de la industria o los 144.000 en diversas actividades profesionales.


Infografia efectos economia catalana

Aportación del resto de España a la economía de Cataluña


Con el grado de dependencia del mercado español que muestran estos resultados, resulta evidente que una caída sustancial de las ventas al resto de España debido a la situación política que estamos viviendo tendría notables efectos negativos sobre la producción, el valor añadido y el empleo de la economía catalana.


Según algunas informaciones, empresas catalanas de sectores relevantes están siendo afectadas por caídas de ventas al resto del país en torno al 20%.


Si asumimos una hipótesis más prudente en el sentido de que, fruto de la tensión política actual, se produjera una disminución de las ventas catalanas al resto de España de un 10%, ello supondría una pérdida de 5.450 millones de euros en riqueza anual para la economía catalana (en buena parte en menores beneficios de las empresas catalanas) derivado de la notable caída de ventas al resto de España y, por otra parte, afectaría negativamente también al empleo, con la pérdida de casi 100.000 puestos de trabajo en Cataluña. No son, sin duda, consecuencias menores.


INVERSIONES


Pero si importante es conocer cómo la tensión política está afectando a las ventas de las empresas catalanas, no lo es menos saber cómo evoluciona la inversión exterior, ese fiable termómetro que revela la confianza internacional en la economía de un territorio.


En los próximos meses y especialmente a partir de marzo del año que viene -2018- dispondremos de información muy relevante, conforme vayan apareciendo las estadísticas oficiales del Registro de Inversiones del Ministerio de Economía y Competitividad pero un somero análisis de las cifras de los últimos tiempos refleja de forma clara una mayor percepción de riesgo en Cataluña que en el resto de España.


En concreto, las cifras oficiales muestran que, desde finales de 2010, momento en el que el gobierno catalán hizo mención expresa a una hipotética secesión, los inversores extranjeros han invertido en Cataluña tres veces menos que en la Comunidad de Madrid, a pesar de que el peso económico y el PIB de ambas regiones es similar.


El comportamiento de los inversores internacionales en Cataluña revela una significativa percepción de incertidumbre y riesgo, probablemente debida a la inestabilidad política derivada del proceso soberanista en Cataluña, a la que debe añadirse el impacto negativo de factores impositivos y regulatorios.


Parece claro que la incapacidad del gobierno de Puigdemont estos últimos años para sacar adelante leyes, la dependencia de un grupo radical y anticapitalista como la CUP o los riesgos económicos y políticos inherentes a una hipotética secesión no son las mejores tarjetas de presentación para atraer a nuevos inversores a Cataluña.


Deberemos esperar a 2018 para disponer de datos fiables sobre inversión, que recojan el efecto de los acontecimientos vividos en septiembre y octubre en Cataluña, pero todo indica que las cifras no solo corroborarán la clara tendencia existente desde 2010 sino que la reforzarán.


SENSATEZ, SEÑORES POLÍTICOS


Como se ha podido comprobar con lo expuesto anteriormente, la tensión política en Cataluña ya está pasando una cara factura a la economía catalana, poniendo en grave riesgo ventas al resto de España e inversiones internacionales. 


Apelemos a la responsabilidad de los políticos en Cataluña y hagamos un llamamiento a su sensatez para evitar un perjuicio aun mayor a la economía catalana, a su tejido empresarial y a todos sus agentes económicos, incluido al conjunto de los ciudadanos catalanes.

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