Carmen P. Flores. Periodista
Hablar de crisis de los partidos políticos no es un tema nuevo, viene ya de lejos... En cualquier época y país, las formaciones políticas han sufrido, en algún momento de su círculo vital más de una crisis, con mejor o peor resultado. Si revisamos la historia, encontraremos reflejadas esas dificultades sin mucho esfuerzo por nuestra parte.
Algunas de esas circunstancias adversas se salvaron y otras llevaron a la desaparición de más de un partido de raíces centenarias. Pero la gran crisis actual que también están padeciendo los grandes partidos tradicionales, como se ha podido comprobar en las últimas elecciones europeas, es de tal calado que merece una profunda y serena reflexión sobre todo por parte de toda la clase política. Pero ¿Por qué se ha llegado a esta situación? En estas páginas que usted ha empezado a leer y que hemos preparado con gran ilusión, se van a encontrar nuestros amables lectores con muy diversas aportaciones de auténticos expertos en la materia todos ellos con una gran bagaje intelectual a sus espaldas pero, sobre todo, exquisitamente plurales e independientes.
La primera conclusión es muy primaria: los partidos políticos son necesarios para la democracia representativa, sin ellos, ésta no sería posible, pero, ahora, más que nunca los representantes públicos deben empeñarse en una lucha a muerte contra la corrupción en la que la honradez, la rendición de cuentas y la transparencia real serán sus imprescindibles armas de combate, ya que una sociedad hastiada de tantos escándalos y privilegios de casta así lo exige porque ya ha perdido la paciencia.
