Este año marcará un hito en la agenda de cambio climático y de desarrollo. Así los debates entre líderes del sector público y privado que se han dado en la reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, se han centrado en el papel de la energía en la transformación de nuestro modelo de crecimiento. Cuatro días en Davos me llevan a cuatro conclusiones sobre la situación actual de cambio climático y el papel de la energía.
La madurez de las energías renovables
La energía solar y eólica ya no son tecnologías marginales. La inversión crece y en 2014 alcanzó 312.000 millones de dólares, un 16% más que en 2013. Los costos están disminuyendo de manera constante. El nuevo récord llegó hace unas semanas cuando la Autoridad de la Electricidad y el Agua de Dubai aprobaron una licitación de 100 MW de energía solar a los 5,98 centavos de dólar por KWh, ofrecidos por el conglomerado saudí ACWA. Puede que aún más impresionante es el hecho de que este proyecto forma parte de una instalación solar planificada de 1.000 MW. La tecnología de almacenado de esta energía también avanza rápidamente como los conocimientos sobre su incorporación a la red eléctrica general. Durante los últimos tres años, la tasa de crecimiento de las instalaciones solares y eólicas no ha sido lineal, sino exponencial y la tendencia continúa. La caída en los precios del petróleo no ha tenido un efecto importante en las energías renovables. Esto no se debe tanto a que la competencia directa de las renovables sea el gas y no el petróleo, sino que se debe a que las renovables son cada vez más valoradas como una fuente de energía de coste cero en comparación con el precio de los combustibles fósiles caracterizados por una volatilidad constante.