En el muy improbable caso de una ruptura total entre Cataluña y el resto de España, las consecuencias para la economía serían sin duda catastróficas en todo el país.
La crisis catalana no se resolverá de modo inmediato, pero aviada estaría España y la democracia si se cronificara y convirtiera en permanente.
Se ha constatado un deterioro notable en el indicador de confianza empresarial, así como en los flujos de turistas extranjeros.