miércoles, 24 de abril de 2024
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Daniel Fuentes Castro

​Impacto económico de la crisis en Cataluña: riesgo binario, daño permanente

Doctor en Economía y DEA por la Université París Ouest-Nanterre. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Vigo.

Aunque la información estadística disponible todavía no permite ser concluyente sobre el impacto económico de la crisis en Cataluña, no cabe duda de que el PIB de esta Comunidad Autónoma sufrirá una severa ralentización en el cuarto trimestre de 2017 que podría llevarle a crecer aproximadamente la mitad de lo que crecerá el resto de la economía española en la recta final del año.


Billetes euro


Existe evidencia de que el paro registrado en octubre y noviembre, meses estacionalmente desfavorables, ha tenido un comportamiento singular en comparación con el resto de España (no ocurre lo mismo con los datos de afiliación a la Seguridad Social). También se ha constatado un deterioro notable en el indicador de confianza empresarial, así como en los flujos de turistas extranjeros y en los registros de huéspedes en alojamientos hosteleros. El número de empresas que han trasladado su sede social fuera de Cataluña desde el 1-O se sitúa actualmente en el entorno de 3.000, contando entre ellas a las principales empresas cotizadas catalanas. A la espera de conocerse los datos de inversión extranjera directa, todo apunta a una notable contracción en los últimos meses.


En julio pasado, el Gobierno estimaba un crecimiento del 2,6% del PIB en 2018 para la economía española. Como consecuencia de la crisis política en Cataluña, en octubre revisó esta estimacióntres décimas a la baja, hasta situarla en el 2,3%. 


Tres décimas ha sido también la revisión efectuada por los servicios de estudios de BBVA y de CaixaBank, que apuntan actualmente a un crecimiento del 2,5% y 2,4% respectivamente. 


Por su parte, el panel de FUNCAS recortó algo menos de dos décimas la estimación media de crecimiento de la economía española para el próximo año, hasta el entorno del 2,6% (AFI 2,7%).


Instituciones como el Banco de España y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF) han desarrollado metodologías específicas para tratar de medir el impacto macroeconómico de la crisis política desatada por el soberanismo catalán. Con análisis que no son comparables entre sí (ni con los ejercicios convencionales de coyuntura), el Banco de España estima un impacto acumulado hasta 2019 que oscila entre 0,3 y 2,5 puntos de PIB, mientras la AIREF apunta a una horquilla entre 0,4 y 1,2 puntos de PIB en 2018, según que el impacto de la crisis sea temporal o permanente.


HAY QUE SER CAUTOS A LA HORA DE RELACIONAR EL CICLO ECONÓMICO CON EL POLÍTICO


Conviene tener en cuenta que el momento cíclico de la economía española, en ausencia del conflicto en Cataluña,apuntaba más a una revisión al alza de las previsiones que a una corrección generalizada. Tanto es así que el Ministro de Economía y el propio Presidente del Gobierno han afirmado públicamente que “si regresa la normalidad a Cataluña”, podrían elevar entre cinco y siete décimas su previsión de crecimiento del PIB para 2018, hasta situarla en una banda entre el 2,8% y el 3%.


En todo caso, no debe olvidarse que el verdadero interés de una previsión macroeconómica no reside sólo en su capacidad predictiva sino también en la consistencia del relato que la sustenta. 


En este sentido, algunos de los elementos a tener en cuenta a la hora de valorar el impacto económico de la crisis política en Cataluña son los siguientes.


En primer lugar, conviene ser cautos a la hora de relacionar el ciclo económico con el ciclo político. La fortaleza de las instituciones en España y en Europa, la globalización de la economía, las cadenas de valor y la toma de decisiones descentralizadas en un mundo cada vez más interdependiente han dotado al ciclo económico de una cierta resiliencia ante vaivenes de tipo electoral o episodios localizados de tensión política. Lo hemos visto en los últimos años con la interinidad gubernamental en Bélgica y en España, o con el impacto limitado del Brexit en los indicadores de coyuntura durante los trimestres posteriores al referéndum.


En segundo lugar, aunque el conflicto en Cataluña sigue vivo en sus dimensiones política y social, en términos económicos el escenario de riesgo a evitar era la consumación de una independencia unilateral, sin hoja de ruta y para que la que Cataluña nunca ha estado preparada. Desde el punto de vista de los mercados financieros, se trataba de un riesgo binario (independencia sí o no), en el que las situaciones intermedias no cotizaban de manera evidente. Los mercados no miden los desafectos entre catalanes, ni el descontento social con el encaje de Cataluña en España; con mayor o menor ruido, se limitan a elaborar expectativas sobre la evolución futura de beneficios empresariales.


LA INCERTIDUMBRE NO ES BUENA


En tercer lugar, el impacto de la crisis política en la economía no se limita a lo que ocurra con los indicadores de coyuntura del trimestre en curso. Lo preocupante no es tanto lo que podría calificarse de catarro otoñal como el efecto histéresis que la tensión vivida durante estos meses pueda dejar tras de sí (permanencia de un daño aun cuando el fenómeno que lo ha causado se ha diluido). Al igual que el Brexit, pero sin consumación del riesgo binario, el daño puede ser mayor en los comportamientos tendenciales de la economía y en el deterioro de intangibles que en las variables de corto plazo. La salida de empresas en Québec tras el último referéndum de independencia no son un buen precedente para la marca Cataluña.


Finalmente, la incertidumbre no es buena. Y con ella parece que deberá convivir la economía durante un tiempo difícil de estimar. Evitado el riesgo binario, se trata ahora de evitar que el dañoeconómico sea permanente. No es que perdamos todos porque Cataluña y el resto de España compartan el mismo mercado; perdemos todos porque somos el mismo mercado.



Daniel Fuentes. Castro Doctor en Economía por la Université Paris Ouest – Nanterre. Ha sido profesor en el Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo y en el Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza. Ha trabajado con la OCDE y ha sido economista en el servicio de estudios del Banco de Francia durante varios años, siendo simultáneamente profesor asociado en la Université Sorbonne Nouvelle de París. Actualmente trabaja en Afi. Opiniones estrictamente personales.

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