María Muñiz de Urquiza. Diputada europea del PSOE
La profusión y profundidad de los análisis del resultado de las elecciones en Alemania del 22 de septiembre está siendo directamente proporcional al nivel de especulación y expectativas que hubo durante meses, incluso años, antes de las elecciones.
La primera constatación, obvia, es que tras las elecciones alemanas debería terminarse con la incertidumbre sobre todo aquello que había quedado congelado hasta los comicios, especialmente en lo que se refiere a Europa.
En efecto, la presión de la derecha euroescéptica sobre la derecha tradicional alemana -que seguimos considerando europeísta por mor de su historia más que por sus postulados y realizaciones durante el periodo Merkel - dejó fuera del debate electoral todo lo referido a la profundización en la construcción europea: por una parte, el tema más perentorio de la unión económica, que en estos momentos es la unión bancaria y fiscal, para completar una unión monetaria que se ha demostrado insuficiente para hacer frente a la crisis. Y, por otra parte, más importante para el futuro de la UE, el proceso de progresiva intergubernamentalización de la toma de decisiones en perjuicio del método comunitario tradicional.
El tratado del euro fue firmado al margen de las instituciones
En este sentido, a pesar de que la nueva legislación confiere a la Comisión Europea nuevos poderes de control sobre los planes presupuestarios y económicos nacionales, cada paso que se ha dado para garantizar la estabilidad de la economía europea, ha respondido al criterio de intergubernamentalidad y a la pérdida de perspectiva de Europa como un espacio solidario de prosperidad y progreso inspirado en la consolidación de una economía social de mercado. El ejemplo más patente es el del mecanismo de estabilidad (MEDE) organismo intergubernamental que bajo condiciones estrictas de cumplimiento de un programa de ajuste macroeconómico, facilita ayuda financiera en forma de préstamos a los países de la zona euro que sufran problemas de financiación, previa evaluación de la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo. El Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria, o Pacto del euro, que fija los límites de déficit y deuda, así como su constitucionalización, es un tratado internacional negociado y firmado al margen de las instituciones y mecanismos comunitarios.