sábado, 20 de abril de 2024
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Redacción

Balance de nuestra Administración local en 2015

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Alejandro de Diego Gómez. Secretario de Administración Local

Aunque el motivo de este artículo es hacer un repaso a lo que ha sucedido en nuestra Administración Local durante 2015 sin embargo no voy a traer aquí una sucesión de fechas y actos como si fuese un anuario sino un análisis desde dentro de aquellos sucesos que, en mi opinión, más han marcado el año, tratando de poner sobre la mesa las carencias o aciertos así como mi punto de vista.

Operación Púnica

El año empezó tal y como acabó 2014, con los escándalos de la Operación Púnica por los contratos al margen de la Ley firmados en algunos Ayuntamientos. Y como en este país somos más dados a la generalización que a la objetivación dio la impresión de que la corrupción estaba generalizada en los más de 8.000 Ayuntamientos que hay en España, y nada más alejado de la realidad. Pero en este caso se produjo algo muy curioso y es que durante unos días el foco de atención no estuvo sobre los presuntos sinvergüenzas sino sobre la supuesta falta de controles en los Ayuntamientos.

Para entender esto hay que saber que en la Administración Local existen unos Funcionarios con Habilitación Nacional que, resumiendo, son los encargados de la realización de esos controles internos pero que, aunque prestan sus servicios en Ayuntamientos y Diputaciones, no forman parte de sus plantillas sino que, hasta ahora, estaban adscritos a las Comunidades Autónomas y desde la entrada en vigor de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, más conocida como Ley de Reforma Local, han vuelto al Estado supuestamente con el objeto de reforzar su independencia, pero esto es más literatura que realidad porque se sigue manteniendo la dependencia económica de las Corporaciones en las que están destinados, e incluso éstas intervienen en sus nombramientos, sobre todo en los municipios de más de 75.000 habitantes, donde se mantiene la libre designación.

Y no es algo atribuible a un partido político en concreto sino que los dos grandes partidos, que salvo la época de UCD son los únicos que han gobernado este país, lo han mantenido y ampliado, con la connivencia de los Gobiernos autonómicos, de todos los colores políticos, por lo que a nadie se le escapa que el problema es de difícil solución por una razón muy simple: si se ha conseguido que el controlador dependa del controlado ¿Quién va a estar interesado en cambiar el sistema?, de puertas para fuera todos pero la realidad es que no hay ninguna iniciativa por parte de nadie.

Y a pesar de esos condicionantes la inmensa mayoría de esos Funcionarios cumplen escrupulosamente con sus obligaciones, como también la inmensa mayoría de los Alcaldes atienden a sus requerimientos, pues por muy escandalosos que nos parezcan esos casos de corrupción no son representativos en absoluto de la realidad municipal de España. Entonces ¿Por qué fallan, supuestamente, los controles en algunos casos? Pues porque seguramente los expedientes tienen visos de legalidad, ya que las trampas se hacen por detrás, pero en cualquier caso porque los reparos que puedan poner estos Funcionarios no tienen carácter suspensivo, teniendo la impresión algunos de que aunque se los salten no pasa nada, lo cual es verdad si nadie acude al juzgado o se monta una operación de éstas, cuando si esos reparos tuvieran carácter suspensivo, estableciendo un procedimiento ágil, rápido y sumario para la resolución de discrepancias, cualquier perjuicio que se pudiera invocar por culpa de esa suspensión ante una duda sobre la legalidad del acto siempre sería mucho menor que el daño que pueda llegar a hacer si su ejecución es efectivamente ilegal.

Los procedimientos de control interno en los Ayuntamientos existen, los Funcionarios encargados también, aunque es necesario garantizar su independencia, por lo que si se quiere atajar de verdad la corrupción solamente hay que poner los mecanismos e instrumentos necesarios para que esos controles sean eficientes, eficaces y efectivos. La esencia de la democracia no es que cada quien haga lo que le da la gana, sino que se cumplan las normas que permitan poder hacer lo que queramos respetando los derechos de los demás. Es precisamente ese respeto a las normas lo que garantiza nuestra igualdad.

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