jueves, 25 de abril de 2024
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José Pablo Rinkenbach Lizárraga. Profesor en Negocios por Rochester

El rey de las materias primas, el petróleo, ha bajado un 39% en lo que va de año. El martes 8 de diciembre, llegó a bajar de los 40 dólares, algo inédito desde principios de 2009. El debate gira en torno a si nos encontramos ante un fenómeno temporal o, por el contrario, se trata de una nueva realidad de largo recorrido.

Una de las variables más difíciles e inciertas de pronosticar para un economista es el tipo de cambio. Lo mismo vale, y de hecho con mayor dificultad, para los precios del petróleo. Los análisis más serios en materia de correlación y causalidad de precios del petróleo versus actividad industrial u otras variables no son concluyentes y, por lo tanto, no permiten inferir con certidumbre niveles futuros de precios.

Desbalances entre la oferta y/o demanda y sobre todo en las expectativas de largo plazo eventualmente conllevan a ajustes severos en la estructura de precios. Esto último es el caso del mercado petrolero, en el cual se registra un incremento importante en la oferta de petróleo por Estados Unidos y Medio Oriente y sobre todo una reducción significativa en las expectativas de crecimiento/demanda de China. Este último país sigue creciendo a tasas marginales decrecientes. Hay que recordar que el 50% de las expectativas de crecimiento de la demanda de hidrocarburos para las siguientes décadas será de los países emergentes, en especial de China y la India.

Mi hipótesis es que el mercado de hidrocarburos ya se transformó estructuralmente y que estamos y estaremos viviendo durante las siguientes décadas un periodo de transición del petróleo hacia el gas como principal fuente de energía. Mientras que el siglo XX fue el siglo del petróleo, el siglo XXI podría convertirse en el siglo del gas. Esto último repercutirá directamente en los precios del crudo a observarse en el largo plazo.

Por el lado de la oferta existen factores encontrados entre sí que afectarán el precio en el largo plazo del crudo. Por todos es sabido que el mal llamado "petróleo fácil", o petróleo proveniente de yacimientos convencionales, se está agotando y que por ello las empresas del sector deben explotar cada vez con mayor frecuencia yacimientos más lejanos, a mayor profundidad y con mayor complejidad, a mayores costos y con requerimientos de tecnología de punta. Todo lo anterior implica que en el largo plazo el costo total de producción del petróleo sea superior al observado en el pasado. Si bien el mundo tiene aún grandes reservas por extraer de los yacimientos maduros convencionales, esto solo es factible a través del uso de tecnología de recuperación mejorada de alto costo, lo cual a su vez redunda en mayores costos de producción, que a la larga deben reflejarse en los precios.

En las economías maduras baja la demanda

Si bien la oferta incremental de petróleo proviene en su mayoría del petróleo no convencional y de yacimientos maduros que tienen mayores costos de producción y que presionará los precios al alza, la transición del sector de la economía del aceite al gas incidirá en menores precios.

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