jueves, 25 de abril de 2024
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La crisis de los Partidos Políticos

En este número

Peru Erroteta. Periodista

Con Franco no había partidos. Había un solo partido que, para más inri, ni siquiera podía ser denominado así. Fue bautizado con el nombre de "Movimiento", así, con mayúscula, aunque oficialmente se denominaba Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS). Una aberración conceptual que mezclaba churras falangistas con merinas requetés, más un toque sindicalista. Un trabalenguas digno, como no, de una dictadura de armas tomar.

José Antonio Jurado Ripoll. Abogado del Estado

Lo que sobra en la política española es estrechez de miras. Lo que falta es un fundamento claro y un objetivo permanente: el fundamento ha de ser claro, visible en todo momento y en cada acción, y no puede ser otro que el respeto a la dignidad de la persona; el objetivo ha de ser permanente, inamovible aunque cambien las coyunturas, y no puede ser otro que el bien común.

Luciano Canfora. Catedrático de Filología clásica en la Universidad de Bari.

En su obra "La Historia falsa y otros escritos", editada por Capitán Swing, S.L., Luciano Canfora dedica un capítulo al "partido único articulado" que aquí reproducimos.

 
Douglas Chacón. Filósofo. Catedrático en Ciencias Políticas Douglas Chacón

¿Podríamos llegar a tener sociedades y sistemas políticos sin partidos políticos? La respuesta es sí, pero no podríamos hacerlo sin la política. Me explico.

Marc Perelló. Profesor de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Abat Oliba CEU y la Universitat Internacional de Catalunya.

La agitación política en la que nos encontramos inmersos puede que haya sorprendido a muchos. Sin embargo, basta con alejarse del foco de la actualidad y coger algo de perspectiva histórica para cerciorarse de que aquello auténticamente sorprendente sería que la agitación social y política no tuviera lugar más a menudo. Así, a lo largo de los siglos cuesta encontrar un período de cierta estabilidad política. Centrándonos en la cronología histórica más reciente, observamos cómo sólo en el siglo XX cayeron los imperios ruso, austrohúngaro, alemán y otomano. Cayó también el fascismo y el muro de Berlín. La Unión Soviética y Yugoslavia se disolvieron. Nacieron cerca de una veintena de nuevos estados, y hubo alrededor de sesenta guerras que destacaron por su repercusión en la política internacional ¿Verdaderamente alguien pensó que el siglo XXI no iba a tener su propio ajetreo?

Ollantay Itzamná. Periodista, abogado, escritor y antropólogo

Toda la historia de la humanidad está dinamizada por la insurgencia de diferentes movimientos sociales. Dos mil años antes de Cristo los hebreos esclavos se organizaron y movilizaron para su liberación de la dominación egipcia. Jesús de Nazaret organizó todo un movimiento social buscando la liberación integral del pueblo judío de la dominación romana y de la cúpula religiosa. Y así, la historia humana está tejida de sistemas de dominación y procesos de liberación.

David H. Corrochano. Consultor internacional en políticas públicas

La noción de casta desplegada por el nuevo partido Podemos, ha centrado el ejercicio de re-enmarcado electoral más exitoso de los últimos años en España, por lo que su análisis es muy útil para conocer las transformaciones y preocupaciones sociales de los españoles o, por lo menos, de una parte relevante de su segmento de izquierdas.
Norberto Barreto Velázquez. Profesor del Departamento Académico de Humanidades de la Universidad del Pacífico (Lima, Perú).

Aunque han existido más de dos partidos nacionales de manera simultánea, la historia política de los Estados Unidos ha estado caracterizada por la presencia dominante de dos partidos políticos. El nombre y la orientación política de estos dos partidos dominantes ha variado a lo largo de la historia norteamericana.

Javier Urrea Cuéllar. Politólogo de la Universidad Javeriana de Colombia

Las negativas apreciaciones sobre las instituciones democráticas y los partidos políticos ya sea a través de las encuestas o a través de la abstención, nos conducen a indagar cuáles son los elementos que explican el estado actual de los gobiernos latinoamericanos y de qué manera influye el comportamiento y accionar de los partidos políticos en la maduración o debilitamiento de la democracia en nuestra región. En ese sentido, podemos señalar tres características básicas a tener cuenta para explicar los retos democráticos y su relación con la crisis de los partidos políticos.

Oscar Hernández Bernalette. Diplomático

Venezuela ha tenido a lo largo de la historia un número considerable de partidos políticos. Desde los inicios mismos de la Republica estos aparecieron en la escena nacional. La historia reconoce como el primer partido político en siglo XIX al Partido Liberal de Antonio Leocadio Guzmán. Estamos en 1840. Solo apenas 16 años después de la batalla decisiva por la Independencia y 10 años después de la desaparición física de Simón Bolívar. Siguiendo la tradición de Colombia se crea el Partido Conservador. Ambos partidos de corte elitescos y excluyentes. Era los que llamaríamos en estos tiempos partidos de cúpulas. Fueron los rectores de la política durante el resto del siglo. Aparecieron sin embargo otras agrupaciones como la Sociedad Democrática de Santa Rosalía, (Partido Federal) y la Sociedad Política y Religiosa de Santa Rosalía, conocidos como los Lincheros de Santa Rosalía, que se caracterizaban por acciones violentas.
Leticia M. Ruiz Rodríguez. Profesora Titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid

Uno de los debates de la arena política española en la actualidad se refiere al cuestionamiento de la élite político-partidista, la denominada casta política. En torno a esta bandera se han ganado y perdido muchos votos en las Elecciones Europeas de mayo de 2014. Se trata de un discurso potencialmente rentable para la generación de nuevos liderazgos que no siempre conducen a una democracia de más calidad y que, por otra parte, han generado una inflación de expectativas entre los ciudadanos en un contexto de crisis.
Manuel Villoria. Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid

Los partidos políticos despiertan poca confianza en la mayoría de los países europeos. Aunque en algunos, sobre todo en el sur de Europa, la desconfianza alcanza resultados preocupantes. Esta desconfianza, que ya es tradicional en las encuestas ¿formará parte permanente del paisaje de nuestras democracias? ¿Podría recuperarse la confianza con medidas adecuadas de regeneración en los partidos? ¿Y si damos una respuesta positiva, cuáles serían estas medidas regeneradoras? Este breve artículo trata de reflexionar sobre estos dilemas.
Redacción

Las colectividades humanas son por definición diversas, no solo por estar integradas de individuos sino porque éstos tienden a agruparse en función de sus particulares intereses y su manera de ver las cosas. En tal sentido, parece natural que allí donde hubiere humanos aparecieran formas de organizarse y de representar determinadas realidades o aspiraciones. Sin embargo, los partidos políticos, tal como hoy los entendemos, son una creación del siglo XIX, como consecuencia de la aparición de los regímenes democráticos representativos y el desarrollo del sufragio.
Carmen P. Flores. Periodista

Hablar de crisis de los partidos políticos no es un tema nuevo, viene ya de lejos... En cualquier época y país, las formaciones políticas han sufrido, en algún momento de su círculo vital más de una crisis, con mejor o peor resultado. Si revisamos la historia, encontraremos reflejadas esas dificultades sin mucho esfuerzo por nuestra parte.
  
Milagros Fernández. Periodista

Los partidos políticos nacieron en Europa. Su origen remoto data del siglo XVII, evolucionaron en el XVIII y se organizaron plenamente en el XIX, concretamente a partir de las reformas electorales y parlamentarias de Gran Bretaña, en 1832. En cualquier caso, fueron resultado de la quiebra de la sociedad feudal, cuando el mundo burgués posterior a las revoluciones en Francia e Inglaterra requería nueva formas de organización política, capaces de sustituir a las corporativas y estamentales del Antiguo Régimen. Y su génesis estuvo condicionada por los procesos de formación de los Estados nacionales.
Álvaro Espina. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología y profesor en la Universidad Complutense de Madrid

Tras las elecciones al Parlamento europeo (PE) del mes de mayo han arreciado las voces que venían avisando de la crisis del sistema de representación política en Europa. En principio, a nadie se le escapa que nos enfrentamos a la peor crisis económica desde la posguerra, así que de un sistema democrático eficiente cabría esperar que castigase con su voto a los principales responsables, identificándolos con los grandes partidos que han venido formando los sucesivos gobiernos.
Dr. Othon Anastasakis. Director Centro de Estudios Europeos, Estudios Europeos del Sureste en Oxford, Colegio Universitario de San Antonio de Oxford

Han pasado 40 años desde la caída en 1974 de la junta militar y la transición de Grecia de la democracia. El llamado metapolitefsi (cambio de régimen) trajo consigo un sistema de partidos estable, la alternancia pacífica del poder entre dos partidos -el principal Nueva Democracia conservador y el PASOK socialista- y en paralelo la presencia en el panorama político de los partidos más pequeños de la derecha, centro e izquierda. Durante los años 1980, 1990 y 2000, el la democracia multipartidista griega parecía invencible, firme y consolidado, un modelo para muchos países post-comunistas de Europa central y oriental. Todo esto, hasta que la reciente crisis trajo estragos en la economía y la golpeó en el núcleo de la democracia griega: su sistema de partidos.

Javier Paniagua. Catedrático acreditado de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED

Los politólogos e historiadores han analizado las circunstancias del nacimiento de los partidos políticos desde la Revolución Francesa y su evolución a lo largo de los siglos XIX y XX en Europa y EEUU. Pero no es hasta la consolidación del sufragio universal, masculino primero y femenino después, cuando podemos referirnos a los partidos modernos que tienen su expansión al filo del siglo XX. Son ellos los que han posibilitado el tránsito de un sistema parlamentario censitario, donde solo los que tenían un nivel de rentas u ostentaban un cargo significativo tenían derecho al voto, a uno plenamente democrático. Y así se ha valorado la acción de los partidos como elemento necesario para democratizar las sociedades: son ellos los que han encauzado las distintas opciones ideológicas y las estrategias parlamentarias o de gobierno que se dirimen en un marco estatal o nacional.

Roberto L. Blanco Valdés. Catedrático de Derecho Constitucional Universidad de Santiago

He comparado en alguna ocasión a los partidos políticos con los impuestos que todos estamos obligados a pagar (Las conexiones políticas. Partidos, Estado, sociedad, Madrid, Alianza Editorial, 2001).

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